domingo, 11 de marzo de 2012

10.- Zeus, el padre de todos los dioses

.... Y de muchísimos humanos dado su carácter salaz y rijoso a más no poder, que para eso era el más grande y se ganó el trono a pulso. Pero veamos cómo.



Cronos, padre de Zeus, tenía la fea costumbre de comer a sus hijos para no tener descendencia que pudiera sucederle. Su esposa Rea, bastante harta, escondió a Zeus en Dictean, una gruta cretense también conocida como Psychro y que se puede visitar en la actualidad a unos 60 km de Iraklion. Allí puso al infante divino al cuidado de tres ninfas: Andrastia, Melisa e Ida, que lo alimentaban con la leche de la cabra divina Amalthea. Luego se puso a darle a la cabeza para acabar con Cronos. Ya sabemos que los poderosos primero hacen lo que quieren y luego buscan justificaciones.



Dicho lo dicho sobre Zeus y su nacimiento, el personaje es tan importante y su figura tan fundamental que merece la pena detenerse unos instantes en él y volver a B. Souvirón[1] que nos deleita con otra leyenda sobre el lugar de nacimiento: La Arcadia, en mitad del Peloponeso, la tierra dominada durante siglos por la ciudad estado de Esparta y sus habitantes.



B. Souvirón aquí sigue la tradición recogida por Calímaco de Cirene y nos cuenta magistralmente como Rea trata de pasar inadvertida y esconderse de Crono, para lo que penetra en lugar donde “ningún cuerpo proyectaba sombra”. Finalmente y en plena noche parió a Zeus en el monte Liceo (monte del lobo) y después de lavarlo, deposita el cuerpo del niño dios en brazos de la ninfa Neda, hija de Océano, que junto a su abuela Gea, rápidamente se dirigen a Creta, mientras que su madre pule una piedra que ofrece a su ansioso y enfurecido esposo que rápidamente se traga como si del hijo fuese. Animalico. Luego vomitaría la susodicha piedra y Zeus la coloca en Delfos, punto central y referencia de futuro de la religiosidad de los helenos. Volvamos a Creta.



Pero volvamos a los mitos que también son bellos y didácticos a la hora de encontrar el origen de nuestra forma de pensar y comportamiento actual.
















[1] El Rayo y la Espada (I).- Pág.- 103 y ss.. Alianza Editorial. Madrid 2008

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